Vivienda vertical de interés social: una solución moderna para el urbanismo en Costa Rica

La construcción de proyectos de vivienda vertical en Costa Rica no solo ofrece un techo a cientos de familias, sino que también representa una respuesta integral a desafíos urbanos como la congestión vial, el acceso a servicios públicos y el mejor aprovechamiento del suelo disponible. En la última década, esta tendencia ha ganado impulso, marcando un cambio significativo en el desarrollo urbano del país.

El Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI) ha sido un actor clave en este avance. Desde 2018, ha financiado 12 proyectos de vivienda en altura, beneficiando a 1.235 familias con una inversión superior a los ¢45.094 millones. Estas obras no se concentran únicamente en San José, que lidera la construcción de condominios verticales, sino también en provincias como Cartago y Alajuela.

Proyectos en ejecución: un paso hacia el futuro urbano


Actualmente, están en desarrollo proyectos emblemáticos como el Condominio La Esperanza en Naranjo, Cristal en San Nicolás de Cartago, Jacarandas en Sagrada Familia y Las Hadas en Alajuelita. En conjunto, estos nuevos complejos habitacionales ofrecerán un hogar a 556 familias y representarán una inversión de más de ¢21.522 millones.

Por otro lado, condominios como La Arboleda en Tibás, Fénix en La Unión, Torres de la Montaña en Desamparados, y otros ya entregados, son un ejemplo de cómo estas iniciativas no solo proporcionan vivienda, sino también seguridad, comodidad y oportunidades de crecimiento personal para quienes los habitan.

Urbanismo vertical: más allá de la vivienda

El Gerente General del BANHVI, Dagoberto Hidalgo, explicó que este modelo permite aprovechar al máximo los terrenos en áreas urbanas estratégicas. “La construcción vertical no solo aborda la escasez de tierras, sino que también mejora la accesibilidad a servicios esenciales como agua, electricidad, empleo y transporte público, reduciendo además la presión sobre las áreas verdes”, destacó.

Este enfoque favorece una mayor concentración urbana, lo que facilita la prestación de servicios públicos y reduce los costos asociados con infraestructura. Además, al ubicarse en zonas urbanas, las viviendas verticales fomentan el uso del transporte público, mejoran la movilidad y contribuyen a la reducción de la huella ecológica al evitar la expansión urbana descontrolada.

Preparando a las familias para una nueva forma de vida

El BANHVI también ha desarrollado programas de capacitación para las familias que transitan hacia este modelo de vivienda. Vivir en condominios verticales implica adaptarse a dinámicas como la gestión de espacios compartidos, la convivencia comunitaria y el aprovechamiento de una infraestructura diseñada para fomentar la integración social y la sostenibilidad.

Un modelo de urbanismo sostenible

La apuesta por la vivienda vertical no solo resuelve el acceso a un hogar, sino que también promueve un desarrollo urbano más eficiente y sostenible. Costa Rica da un paso importante al adoptar este enfoque, ofreciendo soluciones modernas que benefician tanto a las familias como a las ciudades.

Estos proyectos son un recordatorio de que el urbanismo bien planificado puede transformar la vida de las personas, optimizar los recursos disponibles y construir comunidades más fuertes y cohesionadas.

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