En los últimos años, el aumento de muertes de peatones se ha convertido en una preocupación global, y Costa Rica no es la excepción. Según un estudio reciente de la AAA Foundation for Traffic Safety, en Estados Unidos las muertes de peatones han aumentado más del 80% en los últimos 15 años, y la mayoría de estos incidentes ocurren en carreteras urbanas congestionadas y mal iluminadas durante la noche. Esta problemática, aunque analizada en el contexto estadounidense, ofrece valiosas lecciones para los cantones costarricenses, donde la falta de infraestructura segura para peatones también es un desafío creciente.
El estudio, realizado en colaboración con el Centro de Ciencias Colaborativas para la Seguridad Vial, analizó tres ciudades estadounidenses y encontró que la mayoría de las muertes de peatones ocurren en carreteras arteriales, lejos del centro de la ciudad, y en áreas con poca iluminación y aceras discontinuas. Además, se identificó que estos incidentes afectan desproporcionadamente a comunidades social y económicamente desfavorecidas, donde los residentes dependen en gran medida de caminar para acceder a servicios y transporte público.
Un problema que resuena en Costa Rica
Aunque el estudio se centra en Estados Unidos, sus hallazgos son relevantes para Costa Rica, donde muchas carreteras urbanas y rurales carecen de iluminación adecuada, aceras seguras y cruces peatonales bien señalizados. En cantones como Desamparados, Alajuela o Limón, es común ver a peatones caminando por el borde de carreteras congestionadas, expuestos a un alto riesgo de accidentes, especialmente durante la noche.
Además, al igual que en las ciudades analizadas, en Costa Rica las comunidades más vulnerables suelen ser las más afectadas por la falta de infraestructura segura. Muchos residentes de estas áreas dependen del transporte público y deben caminar largas distancias para llegar a sus destinos, lo que los expone a mayores peligros en carreteras mal diseñadas y poco iluminadas.
Desafíos y oportunidades para los cantones
Uno de los principales desafíos identificados en el estudio es la falta de inversión en infraestructura peatonal en comunidades históricamente desatendidas. En Costa Rica, este problema se ve agravado por la fragmentación de responsabilidades entre gobiernos locales y nacionales, lo que dificulta la implementación de mejoras en carreteras que pueden ser administradas por diferentes entidades.
Sin embargo, también hay oportunidades. El estudio sugiere que las soluciones deben ser integrales y basadas en datos. Esto implica identificar las áreas con mayor incidencia de accidentes peatonales y priorizar inversiones en iluminación, aceras continuas, cruces seguros y señalización adecuada. Además, es crucial que los gobiernos locales y nacionales trabajen de manera coordinada para garantizar que los recursos se destinen a las comunidades que más los necesitan.
Hacia un sistema de transporte más seguro
La AAA Foundation propone un enfoque de “sistema seguro”, que anticipa errores humanos y reduce la gravedad de los accidentes mediante mejoras en las carreteras, los vehículos, los límites de velocidad y la educación de los usuarios de la vía. En Costa Rica, este enfoque podría traducirse en políticas públicas que prioricen la seguridad peatonal, como la implementación de zonas de velocidad reducida cerca de escuelas y hospitales, la instalación de iluminación LED en carreteras principales y la promoción de campañas educativas para conductores y peatones.
“Si la seguridad es realmente una prioridad para los tomadores de decisiones, debemos esperar mayores inversiones en comunidades históricamente desatendidas”, señaló Jake Nelson, director de defensa de la seguridad vial de AAA. Esta declaración resuena especialmente en Costa Rica, donde la inversión en infraestructura peatonal no solo salvaría vidas, sino que también mejoraría la calidad de vida de miles de personas.
Un llamado a la acción
El aumento de muertes de peatones es un problema complejo, pero no insuperable. Los cantones costarricenses tienen la oportunidad de liderar el cambio invirtiendo en infraestructura segura y promoviendo políticas públicas que prioricen la seguridad vial. Como bien lo resume el estudio, “reducir el aumento de muertes de peatones requiere inversiones basadas en datos donde más se necesitan”.
En un país donde caminar es una parte esencial de la vida diaria para muchas personas, garantizar la seguridad de los peatones no es solo una responsabilidad, sino una inversión en el bienestar de las comunidades. Es hora de que los cantones costarricenses tomen medidas concretas para iluminar sus calles, construir aceras seguras y proteger a quienes caminan por ellas. La vida de los peatones depende de ello.





