Rinconcitos de lectura: un regalo para la educación y la comunidades en Guanacaste y Alajuela

En seis escuelas de Guanacaste y Alajuela, la magia de los libros ha llegado para quedarse. Gracias a la campaña “Compartí tus libros leídos”, impulsada por el Sistema Editorial de Difusión Científica de la Investigación (Siedin) de la Universidad de Costa Rica (UCR), estos centros educativos ahora cuentan con rinconcitos de lectura que están transformando la vida de estudiantes, docentes y comunidades enteras. Este proyecto no solo fomenta el amor por la lectura, sino que también fortalece la educación en zonas con altos índices de pobreza y pobreza extrema.

Un esfuerzo colectivo que rinde frutos

La campaña “Compartí tus libros leídos” inició el año pasado con el objetivo de recolectar libros infantiles y juveniles para crear espacios de lectura en escuelas que carecían de estos recursos. La respuesta fue abrumadora: se lograron recolectar 20,000 libros, donados por la comunidad universitaria, centros educativos privados y editoriales como Santillana y BIS Costa Rica. Estos libros, junto con juegos educativos, estantes, alfombras y murales pintados por estudiantes de Trabajos Comunales Universitarios, han dado vida a seis rinconcitos de lectura que hoy son un orgullo para sus comunidades.

Los rinconcitos no son simplemente un lugar para leer; son espacios lúdicos y educativos donde los niños y niñas pueden explorar nuevos mundos, desarrollar su imaginación y fortalecer sus habilidades académicas. Cada biblioteca cuenta con 1,150 libros de catálogo general, 350 libros didácticos nuevos, 50 juegos educativos y mobiliario diseñado para crear un ambiente acogedor y estimulante.

Impacto en las comunidades

Las directoras de las escuelas beneficiadas han sido testigos del impacto positivo de estos rinconcitos. Xinia Méndez, directora de la Escuela de Monte Romo en Hojancha, destacó que este proyecto ha llenado un vacío enorme en su institución. “No contábamos con material de lectura, y ahora los estudiantes aprovechan su tiempo libre para acudir al rinconcito. Además, ha motivado no solo a los niños y docentes, sino a toda la comunidad”, afirmó.

Por su parte, Rosita Mairena, directora de la Escuela Maquencal de La Cruz, resaltó cómo los libros han fortalecido el rescate de la cultura local. “Los temas de los libros que recibimos han enriquecido nuestro currículo y han permitido que los estudiantes se identifiquen con sus raíces”, comentó.

En la Escuela Arturo Solano de Nicoya, la directora Grace Madrigal observó cómo el rinconcito ha fomentado la autonomía y la interacción social entre los niños. “El espacio ha tenido un impacto positivo en el fomento a la lectura y en la forma en que los estudiantes se relacionan entre sí”, señaló.

Un proyecto que sigue creciendo

El éxito de la campaña ha sido tal que este año se continuará con la recolección de libros, con el objetivo de llegar a más escuelas en el 2025. Ya están programadas las entregas de tres nuevos rinconcitos en el Territorio Indígena Chorotega de Matambú en Hojancha, en la escuela de Casitas de Nicoya y en Guayabo de Bagaces. Además, se donaron 2,600 libros a otros 13 centros educativos en San José, Guanacaste y Golfito, ampliando el alcance del proyecto.

Euclides Hernández, coordinador del proyecto, explicó que cada rinconcito de lectura es más que una biblioteca. “Es un espacio donde los niños pueden soñar, aprender y crecer. Los murales pintados por estudiantes de la UCR no solo decoran las paredes, sino que también estimulan la imaginación y el amor por la lectura”, dijo.

Cómo participar

Las personas interesadas en contribuir a esta iniciativa pueden donar libros de literatura infantil o juvenil, nuevos o en buen estado, en cualquiera de las bibliotecas de la Universidad de Costa Rica. Los criterios para la donación y la lista completa de lugares de entrega están disponibles en el siguiente enlace.

Un futuro lleno de historias

Los rinconcitos de lectura son un recordatorio de que la educación y la cultura son herramientas poderosas para transformar vidas. En comunidades donde el acceso a los libros era limitado, estos espacios están abriendo puertas a nuevos conocimientos, oportunidades y sueños. Gracias a la solidaridad de donantes, la creatividad de los estudiantes de la UCR y el compromiso de las comunidades, estos rinconcitos se han convertido en faros de esperanza y progreso.

En un país que aspira a ser más equitativo y justo, proyectos como este demuestran que, cuando trabajamos juntos, podemos construir un futuro mejor para todos. Los libros no solo entretienen; educan, inspiran y unen. Y en Guanacaste y Alajuela, ya están haciendo la diferencia.

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