El cambio climático es una realidad que golpea con fuerza a Costa Rica, manifestándose en fenómenos extremos como lluvias torrenciales, sequías prolongadas y olas de calor. Estos eventos no solo afectan la vida cotidiana de las comunidades, sino que también exponen las debilidades en la planificación territorial y la gestión de riesgos. En este contexto, las municipalidades tienen un papel fundamental en la preparación y mitigación de estos impactos, ya que son las entidades más cercanas a la ciudadanía y las responsables de la gestión local del territorio.
El desafío climático en Costa Rica
Costa Rica, a pesar de ser un país reconocido por su liderazgo en sostenibilidad, no está exento de los efectos del cambio climático. En los últimos años, hemos visto cómo eventos extremos han causado inundaciones, deslizamientos y daños significativos en infraestructuras y viviendas. Comunidades vulnerables, especialmente en zonas costeras y rurales, son las más afectadas debido a la falta de planificación y recursos para enfrentar estas situaciones.
Ante este escenario, las municipalidades deben asumir un rol protagónico en la adaptación y mitigación de los impactos climáticos. Esto implica no solo responder a las emergencias, sino también implementar estrategias preventivas que reduzcan la vulnerabilidad de las comunidades y fortalezcan su resiliencia.
La arquitectura y el diseño como herramientas de adaptación
Un ejemplo inspirador de cómo abordar estos desafíos desde la planificación y el diseño se encuentra en el trabajo realizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (UCR). A través del curso Clima Radical I: Arquitectura Tropical, estudiantes y docentes han explorado estrategias de diseño que aprovechan las condiciones ambientales para crear soluciones resilientes y sostenibles. Este enfoque no solo se centra en la construcción de edificios, sino también en la planificación urbana y territorial, considerando factores como el clima, la geografía y las dinámicas sociales.
En Golfito, por ejemplo, se han analizado barrios como Llano Bonito, Bella Vista y Alamedas, identificando sus vulnerabilidades y proponiendo soluciones adaptadas a las condiciones climáticas proyectadas. Estas iniciativas demuestran que la arquitectura y el diseño urbano pueden ser herramientas poderosas para enfrentar el cambio climático, siempre y cuando se integren con una visión holística y participativa.
El papel de las municipalidades en la gestión climática
Las municipalidades tienen la responsabilidad de liderar la implementación de estas estrategias en sus territorios. Para ello, es esencial que cuenten con planes de ordenamiento territorial que incorporen criterios de adaptación al cambio climático, como la protección de zonas de riesgo, la promoción de construcciones resilientes y la conservación de ecosistemas críticos.
Además, las municipalidades deben fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones, asegurando que las comunidades más vulnerables sean escuchadas y que sus necesidades sean atendidas. Esto incluye la creación de sistemas de alerta temprana, la capacitación de líderes comunitarios y la promoción de prácticas sostenibles en el uso del suelo y los recursos naturales.
Estrategias clave para las municipalidades
- Planificación territorial resiliente: Las municipalidades deben actualizar sus planes reguladores para incluir criterios de adaptación al cambio climático, como la delimitación de zonas de riesgo y la promoción de construcciones sostenibles.
- Infraestructura verde: La implementación de soluciones basadas en la naturaleza, como parques inundables, techos verdes y sistemas de drenaje sostenible, puede reducir el impacto de las lluvias torrenciales y mejorar la calidad de vida en las ciudades.
- Educación y capacitación: Es crucial que las municipalidades promuevan programas de educación ambiental y capacitación en gestión de riesgos, tanto para funcionarios como para la ciudadanía.
- Colaboración interinstitucional: Las municipalidades deben trabajar en conjunto con instituciones como el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y las universidades para desarrollar proyectos integrales que aborden los desafíos climáticos.
- Fondos y recursos: Es fundamental que las municipalidades gestionen recursos económicos y técnicos para implementar proyectos de adaptación y mitigación, ya sea a través de fondos nacionales o internacionales.
Un llamado a la acción
El cambio climático no es una amenaza lejana; es una realidad que ya está afectando a nuestras comunidades. Las municipalidades tienen la responsabilidad y la oportunidad de liderar la transformación hacia territorios más resilientes y sostenibles. Como bien lo señaló la Dra. Andrea Sancho Salas, docente de la UCR, “el momento de actuar es ahora”. Debemos aprovechar el conocimiento, la tecnología y la creatividad para diseñar soluciones que protejan a las comunidades y preserven nuestro patrimonio natural.
En un país como Costa Rica, donde la naturaleza y el bienestar humano están intrínsecamente ligados, la adaptación al cambio climático no es solo una necesidad, sino una obligación moral. Las municipalidades, como entes rectores del desarrollo local, deben asumir este desafío con visión, compromiso y liderazgo. El futuro de nuestras comunidades depende de ello.





