En la comunidad indígena de Rey Curré, ubicada en el cantón de Buenos Aires de Puntarenas, la alegría y el alivio se respiran en el aire. Después de años de lucha y esfuerzo, 31 familias han visto cumplido su sueño de contar con una vivienda segura y digna, gracias al apoyo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Programa de Emergencia para la Reconstrucción Integral y Resiliente de Infraestructura (PROERI).
Laura Borbón, líder comunal de Rey Curré, no oculta su emoción al hablar del proyecto. Durante años, ella y su comunidad enfrentaron los embates de eventos climáticos extremos que no solo les hicieron perder pertenencias, sino que también pusieron en riesgo sus vidas. “Ahora podemos dormir tranquilos, sabiendo que nuestras familias están protegidas”, comenta Laura, mientras muestra con orgullo su nuevo hogar, equipado con dos habitaciones, cocina, sala y una terraza.
Reina Mavisca, otra beneficiaria, expresa su gratitud con lágrimas en los ojos: “Gracias a Dios y a las instituciones que nos dieron esta bendición. Ahora tenemos un techo que nos protege, y el agua no nos va a entrar nunca más”.
Un esfuerzo conjunto para la resiliencia
El proyecto en Rey Curré es parte del componente de vivienda del PROERI, un programa financiado por el BCIE con $700 millones, destinado a fortalecer la infraestructura y la resiliencia en comunidades vulnerables de Costa Rica. Además de las 31 viviendas en Rey Curré, el programa está construyendo otras 310 viviendas en zonas como Alajuelita, Aserrí, Desamparados, Golfito y Tortuguero, con una inversión superior a los $12 millones.
Estas viviendas no solo representan un refugio seguro para las familias, sino también un paso hacia la recuperación y el desarrollo sostenible de comunidades que han sido históricamente marginadas. El programa también incluye la reconstrucción y mejora de puentes, carreteras, vías férreas y centros educativos, fortaleciendo así la infraestructura crítica del país.
Un impacto que trasciende las paredes
Para las familias de Rey Curré, estas viviendas son más que un techo sobre sus cabezas. Son un símbolo de esperanza y un recordatorio de que, con esfuerzo y apoyo, es posible superar las adversidades. “Ahora tenemos un lugar donde criar a nuestros hijos y nietos con dignidad”, dice doña Reina, mientras mira con orgullo su nueva casa.
El éxito de este proyecto en Rey Curré es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando las instituciones, las comunidades y los organismos internacionales trabajan juntos por un bien común. El BCIE ha reafirmado su compromiso como socio estratégico de Costa Rica, apoyando iniciativas que no solo mejoran la calidad de vida de las personas, sino que también promueven la resiliencia y el desarrollo sostenible.
Un futuro más seguro y digno
Con la entrega de estas viviendas, las familias de Rey Curré han dado un paso importante hacia un futuro más seguro y estable. Este proyecto no solo ha transformado sus vidas, sino que también ha sentado un precedente para futuras iniciativas que busquen mejorar las condiciones de vida en comunidades vulnerables.
El sueño de tener un hogar seguro ya es una realidad para estas 31 familias, y su historia es un recordatorio de que, con determinación y apoyo, ningún sueño es imposible.





