Corcovado: El tesoro natural que impulsa el desarrollo de la Península de Osa

El Parque Nacional Corcovado ha sido incluido recientemente en el prestigioso Top 10 de los mejores destinos del mundo para visitar en 2025, según la revista británica Wanderlust, especializada en turismo sostenible y responsable. Este reconocimiento no solo pone en alto el nombre de Costa Rica a nivel internacional, sino que también representa una gran noticia para las comunidades del cantón de Golfito, particularmente Puerto Jiménez, donde se vive de cerca el pulso de esta joya natural.

“Corcovado no es solamente un parque; es el alma verde de esta región. Lo que pasa en sus senderos y selvas se refleja en los bolsillos y la esperanza de nuestra gente”, comenta don Álvaro Rojas, guía turístico local con más de 15 años de experiencia.

Un milagro de conservación y vida

Wanderlust describe a Corcovado como “un milagro constante de conservación” y el “hogar del 2.5% de la biodiversidad del planeta”. Este bosque lluvioso primario, uno de los pocos que aún sobreviven intactos en el mundo, alberga más de 500 especies de árboles, cientos de aves tropicales, grandes felinos como el jaguar, y mamíferos en peligro de extinción. La revista lo ubica en el quinto lugar de su lista global, reconociendo su extraordinario valor ecológico y su aporte al modelo costarricense de conservación.

Para Franz Tattenbach, Ministro de Ambiente y Energía, esta mención confirma que la apuesta del país por proteger sus recursos naturales ha rendido frutos. “Corcovado es una joya para el planeta y un ejemplo de lo que puede lograrse con visión, voluntad política y participación comunitaria”, expresó el jerarca.

Impacto directo en la economía local

Pero más allá de los elogios internacionales, Corcovado ha transformado la vida en los distritos costeros del sur de la provincia de Puntarenas. Comunidades como Puerto Jiménez, La Palma, y Dos Brazos del Río Tigre han visto crecer el turismo ecológico como una de sus principales fuentes de empleo y desarrollo.

La llegada de visitantes internacionales en busca de experiencias auténticas ha dinamizado la economía cantonal: se han creado decenas de emprendimientos, desde pequeñas posadas rurales hasta restaurantes, centros de alquiler de bicicletas, agencias de tours, y cooperativas de guías locales. Muchas familias que antes dependían de actividades extractivas como la tala o la caza, ahora viven de proteger y compartir su entorno natural.

“La gente no quiere destruir la selva, quiere que sus hijos trabajen en ella con orgullo y respeto”, afirma doña Maritza Gutiérrez, presidenta de la Asociación de Desarrollo de La Palma. “Cada turista que pisa Corcovado deja un ingreso, pero también una responsabilidad compartida”.

Isla del Caño: el complemento marino

A tan solo unos kilómetros mar adentro, la Isla del Caño extiende la experiencia de conservación hacia el océano. Reconocida por sus arrecifes coralinos y su riqueza marina, este santuario submarino permite la observación de delfines, tortugas, tiburones, rayas y hasta ballenas jorobadas que llegan a reproducirse en sus aguas cálidas. Su cercanía con Corcovado convierte al Pacífico Sur en un destino integral de naturaleza pura.

Desafíos en clave municipal

El reconocimiento de Wanderlust, aunque motivo de orgullo, también plantea retos concretos para los gobiernos locales. Mejorar la infraestructura vial, fortalecer la recolección de residuos, garantizar servicios básicos y regular el desarrollo turístico sin comprometer la biodiversidad, son tareas urgentes.

Desde la Municipalidad de Golfito, se reconoce la necesidad de seguir trabajando de la mano con las comunidades y el sector ambiental. “No se puede hablar de turismo sostenible sin inversión pública”, dijo un representante del Concejo Municipal, quien también adelantó que se están gestionando recursos para mejorar caminos y accesos hacia las zonas más visitadas del parque.

Corcovado: símbolo de esperanza verde

En tiempos donde el cambio climático golpea con fuerza a las regiones más vulnerables, Corcovado aparece como un faro de esperanza: un modelo de equilibrio entre el desarrollo local y la protección ambiental. El reconocimiento de la revista Wanderlust no solo celebra un paisaje espectacular, sino también a las personas que lo cuidan día con día.

Y en Puerto Jiménez, donde la vida gira en torno a la selva y el mar, el mensaje está claro: si el mundo está mirando hacia Corcovado, es porque aquí se está haciendo bien lo que muchos otros han olvidado hacer: vivir en armonía con la naturaleza.

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