La cooperación internacional vuelve a dar frutos en las zonas rurales del país. Esta vez, el Gobierno de Japón, a través de la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), ha destinado una contribución de $160,000 con el propósito de impulsar un modelo de desarrollo sostenible en la industria forestal costarricense. El proyecto, que será ejecutado por la Cámara Forestal de Madera e Industria (CFMI), tiene como meta fortalecer toda la cadena de valor de la madera, desde la cosecha hasta la comercialización de productos con valor agregado.
Lejos de los grandes centros urbanos, son varios cantones rurales los que se posicionan como piezas clave de esta industria. Coto Brus, Tilarán, Upala, San Carlos y Los Chiles son solo algunos de los territorios donde la actividad forestal no solo representa una alternativa ambientalmente responsable, sino una fuente directa de empleo y dinamismo económico para cientos de familias.
Según datos de la CFMI, más del 60% del territorio nacional está cubierto por bosques, y una porción importante de este terreno pertenece a fincas privadas que practican la reforestación comercial, muchas de ellas ubicadas en cantones donde la actividad agroindustrial enfrenta desafíos económicos y climáticos. La reactivación del sector maderero permite diversificar la producción, reducir presiones sobre los bosques primarios y generar oportunidades en regiones con altos índices de desempleo.
Un modelo que conjuga conservación y empleo rural
“Este respaldo del Gobierno de Japón representa un paso fundamental para mejorar la competitividad de nuestra industria y garantizar una gestión forestal sostenible”, señaló el Ing. Jaime Sotela, presidente de la CFMI. La iniciativa, con una duración de 12 meses, busca mejorar el uso eficiente del bosque secundario y fomentar el acceso de pequeños y medianos productores a mercados más exigentes, sin comprometer la salud de los ecosistemas.
En cantones como Sarapiquí, Guatuso y Talamanca, comunidades enteras han encontrado en el aprovechamiento sostenible de la madera una forma de vida compatible con la conservación. A través de proyectos de reforestación y producción controlada, muchas familias han diversificado sus fuentes de ingreso, fortaleciendo sus economías locales sin agotar los recursos naturales.
Además de los beneficios ambientales, el proyecto tiene un fuerte componente social: se busca ampliar la participación de mujeres y jóvenes en la industria forestal. Esta meta implica una modernización del sector, con enfoque inclusivo y equidad territorial.
Tecnologías limpias, nuevas oportunidades
Uno de los pilares del plan es la inversión en tecnologías limpias que permitan transformar la madera de forma eficiente y sostenible. Con estos fondos, se pretende apoyar a aserraderos y pequeñas industrias locales que no cuentan con el equipamiento necesario para cumplir estándares internacionales de calidad.
El ministro de Ambiente y Energía, Franz Tattenbach Capra, destacó que esta inversión permitirá dar un salto cualitativo hacia una economía forestal de bajo impacto. “Costa Rica se enorgullece de su cobertura boscosa y de su liderazgo ambiental. El reto ahora es convertir ese patrimonio natural en un motor económico para las comunidades que más lo necesitan, sin poner en riesgo su conservación”, afirmó.
Retos y oportunidades
Aunque Costa Rica ha sido reconocida por sus políticas de reforestación y pagos por servicios ambientales, aún enfrenta desafíos en la competitividad internacional del sector maderero. Los altos costos logísticos, la burocracia y la falta de encadenamientos productivos han limitado el crecimiento de la industria en años recientes. Este nuevo impulso podría cambiar el panorama, abriendo puertas a nuevos mercados y posicionando a Costa Rica como referente en la madera sostenible de origen tropical.
Para más información, productores, cooperativas y actores interesados pueden contactar a la Cámara Forestal Madera e Industria (CFMI) al correo [email protected] o al número +506 8485-1212.





