Torres de avistamiento refuerzan el turismo y dinamizan la economía en Coto Brus y Buenos Aires

Las comunidades de Santa María de Pittier, en Coto Brus, y Biolley, en Buenos Aires, celebran la reciente inauguración de dos torres de avistamiento de aves dentro del Parque Internacional La Amistad (PILA), una iniciativa que busca fortalecer el turismo especializado, la conservación ambiental y el desarrollo económico local.

El proyecto, liderado por el Instituto de Desarrollo Rural (Inder) en conjunto con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), representa una inversión de ₡227,2 millones y beneficiará directa e indirectamente a unas 84.300 personas. Ambas torres fueron entregadas oficialmente el 14 de mayo, con la participación de autoridades institucionales y representantes de las comunidades.

Las estructuras se ubican estratégicamente en zonas de transición entre el bosque primario y áreas más abiertas, condiciones ideales para la observación de aves, según han confirmado expertos en ornitología. En estas áreas convergen distintas especies provenientes de ambos ecosistemas, lo que convierte al sitio en un destino privilegiado para el turismo de naturaleza.

Además de su valor para el avistamiento, las torres también permitirán la detección temprana de incendios forestales, fortaleciendo así la protección del PILA, una de las áreas silvestres protegidas más importantes del país.

El turismo de observación de aves ha cobrado cada vez mayor relevancia en Costa Rica, país que alberga más de 900 especies registradas y que se ha consolidado como uno de los principales destinos a nivel mundial para esta actividad. Este tipo de turismo no solo atrae visitantes internacionales, sino que también estimula el desarrollo de emprendimientos locales, genera empleo y promueve el uso sostenible de los recursos naturales.

En cantones como Coto Brus y Buenos Aires, donde gran parte de la población depende de la agricultura o actividades tradicionales, el impulso al ecoturismo representa una oportunidad concreta para diversificar la economía, especialmente en zonas rurales. La implementación de infraestructura adecuada, como estas torres, facilita la llegada de turistas especializados, fomenta el encadenamiento productivo y fortalece a las comunidades como guardianes de sus territorios.

La red de senderos del PILA, junto con estas nuevas plataformas de observación, ofrecerá a los visitantes experiencias únicas que van desde la contemplación de aves hasta el rastreo de especies como la danta y el jaguar. Con iniciativas como esta, se afianza el rol de las áreas protegidas como ejes del desarrollo sostenible rural, y se demuestra que la conservación y la prosperidad pueden ir de la mano.

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