La ciudad de Barcelona ha iniciado una ambiciosa estrategia para transformar su infraestructura de movilidad eléctrica, con un enfoque que busca hacer más accesible y eficiente la carga de vehículos eléctricos. Aunque el esfuerzo está centrado en autos y transporte público, su modelo ofrece ideas útiles para los gobiernos locales costarricenses que desean promover el uso responsable de scooters eléctricos en sus cantones.
Una red pública con visión integral
Barcelona, en colaboración con el gobierno regional de Cataluña y su empresa pública de energía L’Energètica, desarrolla una red unificada de carga que prioriza la comodidad, la asequibilidad y la facilidad de uso. En total, se proyecta la instalación de más de 9.000 puntos de carga para el año 2030, distribuidos en edificios públicos y espacios viales.
El plan, dividido en cuatro fases, destina sus dos primeras etapas a cubrir tanto necesidades del gobierno como del público general, combinando inversión estatal y colaboración con el sector privado. Además, el enfoque incluye estudios técnicos sobre la demanda futura y tendencias de movilidad, lo cual permite tomar decisiones basadas en datos reales.
Aplicaciones prácticas para scooters eléctricos en los municipios de Costa Rica
En varios cantones costarricenses ya se observa un creciente uso de scooters eléctricos como alternativa para desplazamientos cortos. Sin embargo, la falta de infraestructura para recarga sigue siendo una barrera importante. A continuación, se presentan algunas recomendaciones, inspiradas en el modelo de Barcelona, para que las municipalidades promuevan una movilidad eléctrica más ordenada y funcional:
1. Crear redes cantonales de carga compartida
Así como Barcelona busca integrar su red en todo el territorio, los gobiernos locales en Costa Rica podrían desarrollar pequeñas redes de carga distribuidas en espacios estratégicos como parques, centros cívicos, bibliotecas y estaciones de buses. Esto permitiría que los usuarios de scooters puedan recargar con facilidad y seguridad mientras realizan otras actividades.
2. Incentivar la colaboración público-privada
Barcelona demuestra que es posible combinar fondos públicos con participación del sector privado. En el contexto costarricense, se podría incentivar a comercios, universidades y condominios a instalar puntos de carga accesibles al público, con apoyo municipal en permisos, exoneraciones o publicidad.
3. Invertir en estudios locales de movilidad eléctrica
Un paso clave del modelo catalán es el análisis previo del comportamiento de la red y la demanda futura. Las municipalidades costarricenses pueden coordinar con universidades o consultoras locales para elaborar diagnósticos cantonales que permitan planificar mejor la ubicación y capacidad de los puntos de carga para scooters y bicicletas eléctricas.
4. Promover infraestructura modular y escalable
El crecimiento del uso de scooters puede variar entre cantones. Por eso, se recomienda adoptar soluciones modulares que puedan expandirse según la demanda, empezando con pocos puntos y creciendo conforme más personas adopten esta forma de movilidad.
5. Integrar el sistema con otras formas de transporte público
En Barcelona, la última fase del plan busca electrificar completamente los buses interurbanos. Aunque en Costa Rica el sistema de transporte aún presenta limitaciones, se puede pensar en integrar los puntos de carga para scooters con terminales de buses o paradas de tren, fomentando el transporte intermodal.





