Con la entrega del informe final de evaluación arqueológica del área de impacto, el Proyecto Aeropuerto Internacional del Sur da un paso determinante hacia su realización. El estudio, desarrollado por el Museo Nacional de Costa Rica entre marzo y noviembre de 2024, marca el cierre de una etapa clave en la planificación del aeropuerto y permite continuar con los estudios ambientales, patrimoniales y técnicos necesarios.
El área evaluada abarca 131,5 hectáreas dentro de las fincas 8, 9, 10 y 11, ubicadas en Palmar Sur de Osa. La investigación arqueológica, financiada por la Corporación Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea (COCESNA) y supervisada por la Dirección General de Aviación Civil, tuvo un costo de 560 mil dólares. Fue ejecutada por un equipo del Departamento de Antropología e Historia del Museo Nacional, que trabajó en estrecha colaboración con miembros de la comunidad local contratados para el proceso.
Durante el estudio se excavaron 2.752 de los 3.698 pozos planificados. Se recuperaron más de mil fragmentos cerámicos y 115 artefactos líticos que datan del periodo Chiriquí (800-1550 d.C.), principalmente en las fincas 9 y 10. Aunque no se encontraron estructuras monumentales, sí se evidenció una ocupación dispersa, lo cual amplía el conocimiento sobre las dinámicas precolombinas en el delta del Diquís.
El informe aprobado por la Comisión Arqueológica Nacional recomienda llevar a cabo excavaciones de rescate en zonas con alta concentración de vestigios, supervisar los movimientos de tierra durante la construcción, redefinir los límites de los monumentos arqueológicos y continuar con investigaciones para profundizar en la historia de la ocupación prehispánica de la región.
Uno de los puntos más sensibles que se deberá atender en las próximas fases es el impacto potencial sobre Finca 6, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por albergar esferas de piedra precolombinas. Un estudio de impacto patrimonial adicional deberá determinar si la infraestructura aeroportuaria compromete el valor universal excepcional de este sitio.
Inversión con impacto local
El proyecto ha representado una oportunidad para integrar a la población local en las labores de campo, fortaleciendo el vínculo entre la investigación arqueológica y el desarrollo territorial. Según el Instituto de Desarrollo Rural (Inder), también se realizó un censo detallado que permitirá orientar mejor las siguientes etapas del proyecto.
La directora del Museo Nacional, Ifigenia Quintanilla, destacó que el estudio se realizó con rigor técnico y con participación activa de la comunidad, y que ya se encuentra en curso la etapa de devolución de resultados a los habitantes de las zonas evaluadas. Las próximas presentaciones se realizarán en San José y nuevamente en Palmar Sur.
Próximos pasos hacia el aeropuerto
Concluida esta fase, el Ministerio de Cultura y Juventud, junto con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y la Dirección General de Aviación Civil, impulsará los estudios ambientales, geológicos e hidráulicos. Estos análisis permitirán formular el Plan Maestro Aeroportuario, que definirá con mayor precisión el diseño y alcance del proyecto.
El cartel de licitación para estos estudios estará listo en el segundo semestre de 2025, con miras a ejecutar los trabajos en el primer semestre de 2026. En paralelo, se formulará y ejecutará el proyecto de rescate arqueológico en los sectores que lo requieren, con financiamiento del Ministerio de Planificación y Política Económica (Mideplán).
Una oportunidad para la Región Brunca
El avance del proyecto abre la posibilidad de una transformación profunda en la Región Brunca, históricamente marginada del desarrollo nacional. Más allá de una pista de aterrizaje, se discute la integración efectiva de la zona sur al mapa del turismo sostenible, el comercio, la conectividad y el reconocimiento de su riqueza cultural.
En un contexto donde muchas comunidades enfrentan limitaciones estructurales y económicas, este tipo de infraestructura puede representar una puerta de acceso a nuevas oportunidades, siempre que se gestione con respeto por el entorno natural y patrimonial.
La culminación de esta etapa no solo evidencia un proceso técnico bien ejecutado, sino también un ejemplo de cómo las decisiones de infraestructura pueden y deben incluir el conocimiento del pasado, la voz de las comunidades y el compromiso con un futuro más equitativo para todos los territorios del país.





