Brasil ha dado un paso relevante hacia la transformación urbana sostenible al establecer directrices nacionales para el desarrollo de ciudades inteligentes, centradas en la inclusión digital, la seguridad tecnológica y la planificación participativa. Estas orientaciones, elaboradas por la Secretaría Especial del Programa de Asociaciones de Inversión (SEPPI) y el Ministerio de Ciudades (MCID), buscan guiar a los municipios brasileños en la implementación de proyectos de ciudad inteligente a través de alianzas público-privadas (APP) y concesiones.
Los lineamientos parten de un principio fundamental: toda iniciativa de ciudad inteligente debe surgir de estrategias locales formuladas por los gobiernos municipales, con la participación activa de la ciudadanía. Solo así es posible atender los desafíos concretos de cada territorio, reducir desigualdades y fortalecer la resiliencia urbana.
El enfoque brasileño también resalta la importancia de garantizar el acceso equitativo a la tecnología, priorizando la protección de datos personales y la seguridad de la información como pilares para generar confianza ciudadana y asegurar el éxito de las políticas públicas.
Entre los objetivos clave definidos se encuentran:
- Resolver problemas urbanos concretos.
- Mejorar la eficiencia de los servicios públicos.
- Generar nuevas oportunidades para la población.
- Disminuir brechas sociales.
- Promover una mejor calidad de vida.
¿Puede Costa Rica adaptar un modelo similar?
En el contexto costarricense, la experiencia brasileña ofrece una base valiosa para reflexionar sobre la necesidad de contar con directrices nacionales que orienten a los municipios en la adopción de tecnologías inteligentes. Aunque existen esfuerzos aislados en algunos cantones para modernizar servicios y facilitar trámites digitales, no hay actualmente un marco unificado que articule estos procesos a nivel nacional.
Una posibilidad sería que el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU), dada su competencia en materia de planificación urbana, pueda desarrollar una “Carta Costarricense de Ciudades Inteligentes“, inspirada en el modelo brasileño. Este instrumento permitiría establecer principios, criterios técnicos y recomendaciones para la implementación de soluciones tecnológicas que respondan a la realidad de cada cantón, fomentando la transparencia, la inclusión y la sostenibilidad.
Además, la formulación de una política nacional en esta materia podría estar alineada con los esfuerzos de digitalización del Estado costarricense, como el programa de Gobierno Digital y las iniciativas de simplificación de trámites impulsadas desde el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT).
El potencial de las alianzas publicos-privadas en Costa Rica también puede ser explorado con más profundidad en este marco. Tal como ocurre en Brasil, las alianzas entre sector público y privado podrían convertirse en vehículos clave para financiar e implementar soluciones tecnológicas en ámbitos como movilidad, gestión de residuos, seguridad ciudadana, eficiencia energética o atención ciudadana.
Planificación local con participación ciudadana
Una característica fundamental del enfoque brasileño es su énfasis en la planificación local participativa. En Costa Rica, esto podría traducirse en procesos donde las municipalidades elaboren sus propios planes cantonales de ciudad inteligente, tomando en cuenta las particularidades geográficas, sociales y económicas de cada comunidad, así como el criterio de sus habitantes.
En resumen, la experiencia brasileña demuestra que avanzar hacia ciudades inteligentes no se trata solo de incorporar tecnología, sino de generar políticas públicas inclusivas, sostenibles y seguras. Costa Rica, con su tradición democrática y su red municipal bien estructurada, tiene el potencial de adaptar estos principios a su realidad, contribuyendo así a una transformación urbana que ponga al bienestar ciudadano en el centro.





