El Liceo Rural Indígena Yimba Cajc, ubicado en la comunidad de Rey Curré, en el cantón de Buenos Aires de Puntarenas, finalmente cuenta con instalaciones seguras y modernas que beneficiarán directamente a 119 estudiantes y, de manera indirecta, a más de 3.500 habitantes de comunidades cercanas como San Bosco, Las Vegas, Lagarto, Santa Elena, Progreso de Cajón, Zapotal, Bajo Mamey, Cacique, Volcancitos, Guácimo y Vergel.

La historia de este centro educativo refleja la lucha de toda una comunidad. En 2013, tras más de medio siglo de espera, el Ministerio de Educación Pública (MEP) inauguró el liceo, pero el sueño se vio frustrado pocos años después. El edificio fue construido en una zona vulnerable y las crecidas del río Térraba lo afectaron de forma reiterada, especialmente tras el paso del huracán Nate en 2017 y posteriores inundaciones que deterioraron gravemente la infraestructura.

Ante esta situación, la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), en coordinación con el MEP, decidió reubicar el centro de enseñanza. El proyecto contempló estudios, diseños y la planificación de una obra que no solo garantizara seguridad, sino que también integrara elementos propios de la cultura indígena local en sus colores, materiales y formas arquitectónicas.

La nueva sede requirió una inversión de ₡2.250 millones, provenientes del Fondo Nacional de Emergencias, y fue ejecutada por el MEP. El complejo educativo incluye ocho aulas académicas, comedor estudiantil, módulos administrativos, talleres de educación para el hogar y artes plásticas, vestidores, bicicletario, áreas sanitarias y obras complementarias.

Durante la inauguración, las autoridades resaltaron que la obra simboliza un esfuerzo conjunto entre instituciones y comunidades. Además de brindar condiciones adecuadas de estudio, representa una apuesta por la equidad y el fortalecimiento cultural de los pueblos indígenas de la zona sur del país.

Con esta nueva infraestructura, los estudiantes de Yimba Cajc tendrán acceso a un espacio digno, seguro y adaptado a sus necesidades, marcando el inicio de una etapa de mayor estabilidad y oportunidades para la juventud indígena.