La Universidad de Costa Rica (UCR) presentó en el distrito de Pocosol, San Carlos, la primera planta piloto del país dedicada a transformar el rastrojo de piña en biocombustibles. Se trata de una iniciativa pionera que conecta la producción agrícola con la generación de energía limpia, aportando soluciones concretas a los desafíos ambientales y energéticos de Costa Rica.
La planta, instalada en las instalaciones de Agroindustrial Tres Amigos, integra biotecnologías avanzadas para producir biometano y bioetanol a partir de los residuos piñeros. El sistema combina procesos de biodigestión y fermentación, y fue desarrollado por investigadores de la Escuela de Ingeniería en Biosistemas de la UCR. Con esta fase de demostración, el prototipo ya está listo para dar el salto hacia la adaptación industrial.
Una alternativa al impacto del rastrojo
El cantón de San Carlos y la región norte del país concentran gran parte de la producción piñera nacional. Esta actividad genera un volumen considerable de rastrojo, que hasta ahora representaba un desafío ambiental. Con la nueva planta, estos desechos agrícolas adquieren un valor productivo al convertirse en combustibles renovables.
Además de reducir el impacto ambiental, la propuesta abre oportunidades de innovación tecnológica, empleo y desarrollo rural, al mismo tiempo que se alinea con los compromisos de Costa Rica en materia de descarbonización y cambio climático.
Inversión internacional y colaboración local
El proyecto contó con una inversión inicial de 81 mil dólares provenientes de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA), recursos que se complementaron con capital privado. Esta planta no solo producirá biocombustibles, sino que también funcionará como plataforma para futuras investigaciones y para la capacitación de distintos sectores interesados en tecnologías limpias.
El ingeniero Mauricio Bustamante Román, líder del proyecto, explicó que el primer uso del biogás será interno, ya que la empresa piñera tiene un alto consumo de gas LP, el cual podrá sustituirse con este combustible renovable. De esta manera, se inicia una etapa en la que el sector agrícola se vincula directamente con la producción de energía limpia.
Mirando hacia el futuro
Aunque aún no existe una licencia comercial, los investigadores trabajan en la creación de un emprendimiento que permita escalar la tecnología y aplicarla a nivel nacional. La visión es que el sector agrícola costarricense pueda aprovechar sus residuos como insumo energético, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
Desde la UCR destacan que este avance refleja el valor de la cooperación entre la academia, la industria y el sector público. La planta piloto en San Carlos no solo es un ejemplo de innovación aplicada, sino también un paso hacia un modelo de desarrollo más sostenible y justo para el país.





