La ciudad de Helsinki, Finlandia, puso en marcha el proyecto Rammaus, una iniciativa que busca involucrar directamente a la juventud en el desarrollo de sus comunidades. Bajo este programa, el gobierno local y diversas empresas contratan a jóvenes para trabajar en la construcción de infraestructura y en la prestación de servicios dentro de sus propios vecindarios.
El proyecto comenzó en zonas en proceso de regeneración urbana como Malmi, Mellunkylä, Malminkartano, Kannelmäki y Meri-Rastila, donde se han abierto oportunidades laborales para personas entre 18 y 30 años en la construcción de espacios deportivos, parques y otras obras comunales. Además, se están creando espacios para que estudiantes de secundaria puedan acceder a su primera experiencia laboral a través de períodos de aprendizaje organizados en conjunto con fundaciones y centros educativos.
Más allá del beneficio inmediato, la propuesta busca fortalecer la confianza de los jóvenes en su futuro, abrirles puertas en el mercado laboral y, al mismo tiempo, despertar un mayor sentido de pertenencia hacia sus comunidades.
Una idea aplicable al contexto costarricense
En Costa Rica, las municipalidades podrían encontrar en esta experiencia un modelo útil para vincular a la juventud con el desarrollo cantonal. Existen múltiples áreas donde se podría replicar un enfoque similar:
- Proyectos de infraestructura comunitaria: canchas multiuso, aceras, senderos o pequeños parques en barrios y distritos.
- Programas de experiencia laboral: pasantías para colegiales en oficinas municipales, bibliotecas o programas de gestión ambiental.
- Colaboración con empresas locales: incentivar que comercios y contratistas incluyan jóvenes en prácticas o primeros empleos ligados a proyectos municipales.
- Fortalecimiento del tejido social: dar a los jóvenes la posibilidad de participar en el diseño de encuestas, ferias comunitarias y actividades culturales, acercándolos a la gestión local.
Implementar iniciativas de este tipo en el país no solo aportaría a la inserción laboral juvenil, sino que también podría reducir riesgos de exclusión social y reforzar el orgullo por los barrios. Al abrir espacios de participación práctica, los municipios costarricenses tendrían la oportunidad de formar nuevas generaciones más comprometidas con el desarrollo local.





